viernes, 21 de junio de 2013

Una segunda oportunidad para Lucrecia y Nicolás

Cuando el elevador se detuvo, por la mente de Lucrecia jamás pasó ni por un segundo siquiera la idea de que al abrirse esa puerta aparecería  frente a ella el amor de su vida, Nicolás Rodríguez. Por eso al verlo aparecer y entrar al elevador sintió que el mundo se detenía a su alrededor, que el cuerpo no le respondía y la sangre dejaba de correrle por las venas, ¡Nicolás! Le gritaba su cerebro al mismo tiempo que su corazón latía al máximo, mil sentimientos se entrelazaban en ella, en segundos como una película pasaron en su mente tantos recuerdos y aquel doloroso final. Entre ese mar de confusión que tan inesperado encuentro le estaba provocando pudo comprender que para él no había sido menos aquella sorpresa, seguía pegado al botón del elevador que detiene las puertas para evitar que estas se cierren y a la vez la miraba como si un fantasma estuviera frente a él, ninguno de los dos podía siquiera decir una palabra. Cuándo ella apareció también en el elevador, Nicolás y Lucrecia parecían dos estatuas mirándose con los ojos llenos de tantas preguntas, de tantos recuerdos y de tantos reproches que ninguno de los dos se había dado cuenta de su presencia.

-         -- ¡Nicolás! ¡Puedes apretar el botón para bajar de una vez! gritó Estela y tuvo que hacerlo fuerte porque su marido no reaccionó las dos veces anteriores que le había dicho lo mismo.

Sacudiendo la cabeza y haciendo un intento fallido de disimular que se encontraba perturbado, Nicolás se apresuró a apretar el botón y tomar del brazo a su esposa que lo miraba con mucha curiosidad sin entender que le pasaba.

El grito de Estela sacó también a Lucrecia del limbo en que se había sumergido al ver a Nicolás, y fue hasta ese momento que pudo darse cuenta de lo que pasaba, él se había casado y además tenía un hijo pues junto a ella había un pequeño con los mismos ojos verdes de él.

A pesar de todo lo que sintieron ninguno de los dos se atrevió a decir ni una palabra, él se quedo junto a su esposa y tomó a su hijo en brazos tratando de distraerse con él para tranquilizarse un poco, a la vez que Lucrecia fingía leer un folleto que acababa de sacar de su bolso pero en silencio rogaba porque el elevador fuera más rápido y aquel bochornoso momento llegará a su fin. Cuando llegaron al lobby ella fue la primera en salir y desaparecer por el pasillo hacia la alberca, sin volver ni un segundo la mirada procurando dejar atrás los recuerdos agolpados en su mente y la tristeza que le provocaba descubrir que él se había casado con otra.

Se sentía molesta, no podía evitarlo por más que tratará de no darle importancia al encuentro, se repetía una y otra vez, “estoy de vacaciones y el pasado no me las va a arruinar”. Decidida camino hasta la playa y se acomodo en un camastro para tomar el sol e intentar relajarse pero era misión imposible. No dejaba de pensar porque la vida le jugaba esta mala pasada, porque razón existiendo tantos lugares de playa y tantos hoteles en Cancún tenían que elegir el mismo para tomar sus vacaciones, y peor aún porque Roberto no había podido acompañarla en estas vacaciones, al menos estando él a su lado no se habría sentido tan mal pues habría habido un equilibrio de sorpresas, es más le habría gustado que Nicolás la viera acompañada.

 El ego y el dolor se apoderaron de ella, le dolía tanto verlo junto a su familia, se sentía enojada y a la vez demasiado herida. Todos los recuerdos de su historia con él le venían de golpe a la mente y no podía evitar que las lágrimas le escurrieran, en ese momento lo único que deseaba era desaparecer de ese hotel y esconderse en algún lugar alejado para poder llorar y recuperarse de nuevo. Había sido tan difícil para ella rehacer su vida después de romper con Nicolás, le costó tanto salir de la profunda depresión en que cayó en ese entonces  que no estaba dispuesta a recaer.  Fueron cinco años que no olvidará nunca, meses de terapias psicológicas y al final un gran esfuerzo de su parte fue decisivo para salir del pozo en que había caído.

 Como un cassette en reversa su mente iba retrocediendo en los recuerdos mientras no podía dejar de llorar, seguía en el mismo camastro ahí en la playa pérdida en el pasado, con una tristeza clavada de nuevo en medio del alma. Él era y seguía siendo el gran amor de su vida por eso verlo la trastornaba tanto. Habían estado juntos más de tres años, y eran muy felices hasta aquel día en que él desapareció sin dar ninguna explicación, sin despedirse siquiera, sin contestar nunca las llamadas ni los mensajes que le envió. Nicolás la había abandonado a los pocos meses de que se habían ido a vivir juntos y faltando sólo dos semanas para su boda. Nunca entendió porque se fue, se paso meses torturándose tratando de entender en qué momento el dejó de amarla y porque no tuvo el valor de decírselo a la cara, le dolió tanto que se haya ido así como un cobarde. De nuevo se llenaba de la angustia de aquellos tiempos en los que pedía a gritos una respuesta, una razón que justificará tan cobarde huída por parte de Nicolás.

Las lágrimas no paraban y no pudo más, necesitaba dejarlas correr libremente para enjugar su dolor y quizás después tomar una decisión en cuánto a estas vacaciones que ya no sabían a diversión y descanso como había planeado sino a tragedia de novela barata escrita por un destino traicionero que sin lugar a dudas no estaba de su lado.

Lucrecia se limpiaba el rostro y tomaba sus cosas dispuesta a retirarse a su habitación para darse un buen baño y salir a cenar, cuando sintió que alguien la tomó por el brazo, no necesito voltearse para saber que era él, ¿qué quería? , ¿Para que la buscaba?. Respiro profundo y con un aire de dignidad se volteó y lo enfrentó..

-      --    ¿Qué quieres?
-      --    Necesito hablar contigo Lucrecia
-     --      ¿Conmigo? ¡por favor!, te equivocas Nicolás, tu y yo no tenemos nada de qué hablar.
-     --      Por favor, escúchame
-     --     No, ya es demasiado tarde.  

 Y a pesar de que en su interior deseaba con todas sus fuerzas que le diera por fin la explicación que tanto había necesitado, comprendía muy bien que sobraban las palabras pues dijera lo dijera nada cambiaría la realidad. Esas explicaciones habrían sido útiles hace cinco años, hoy ya no servían de nada, él estaba casado y tenía una familia, había hecho su vida lejos de ella. Había hecho una vida que pudo haber tenido con ella pero que no fue así, prefirió irse.

Decidida se retiró y lo dejo ahí parado junto al camastro pensando en cómo podía explicarle que aún la amaba, que dejarla había sido el mayor error de su vida. Tenía que encontrar la manera de hablar con ella, ya sabía su número de habitación pues después de encontrarla en el elevador había hecho lo imposible por zafarse de su esposa y lo primero que hizo fue correr a recepción y averiguar en qué habitación se encontraba Lucrecia Acosta, trató de que el recepcionista le diera también su número de celular pues cuándo él volvió a buscarla después de un año de haberla dejado ya no pudo localizarla, se había cambiado de casa y de ciudad, había cambiado su número de celular y en casa de sus padres no le contestaban las llamadas, hasta en las redes sociales lo tenía bloqueado y le había sido imposible dar con ella. Esta noche era su única oportunidad de que aclararán las cosas pues estaba seguro de que Lucrecia se iría al día siguiente y no había podido conseguir su número de teléfono con el recepcionista del hotel, políticas le había dicho, ¡pamplinas!, ¿que no entienden que la vida a veces te regala una segunda oportunidad?, es como un milagro que no te esperas, un día amaneces en Cancún corres a un elevador y dentro de él te encuentras a la mujer que tanto buscaste y que significa tanto para ti. Subiría a verla y haría un último intento.

-         --  Si esperas que te crea eso de que aún me amas estás loco, es más no sé qué haces en mi habitación ni sé porque te abrí la puerta.

-       --    Mira yo entiendo que te cae de golpe que venga aquí y como si nada te diga que te amo.

-      --   No, no me cae de golpe me causa mucha gracia que es diferente. Y creo que intentas burlarte de mí y se me hace una enorme falta de respeto hacia tu esposa, deberías estar con ella, ¿no crees?.

-     --     Mi esposa sabe muy bien que no la amo, que he intentado quererla y tener una buena relación pero que es todo.

-      --    Así y entonces ¿porque te casaste con ella?

-      --    Ya ves que si tienes preguntas que hacerme y yo muchas respuestas que darte. Y porque no también yo tengo algunas preguntas para ti.

-     --    Esto es muy difícil, no estoy segura ya si quiero esas respuestas, quizás es mejor que te vayas y sigas tu camino con tu familia. Trata de ser feliz con lo que hoy tienes. Ya dejemos esto así, ya es pasado y no debemos removerlo. Yo quiero rehacer mi vida.

-       --   ¿Estás con alguien? ¿Te casaste también?

-      --    No me he casado pero tengo algo, una relación que apenas empieza. Mira Nicolás me costó mucho tiempo recuperarme cuándo te fuiste y aunque no debería decírtelo apenas hace unos meses pude darle espacio a alguien en mi vida. No voy a engañarte por orgullo y a mentirte diciendo que lo amo pero con el tiempo quizás llegue el amor entre él y yo.

-       --   ¿Ya no me amas?

-      --    No voy a responderte esa pregunta, y te repito de nuevo ¡vete!.

-     --     Lucrecia tuve miedo por eso huí.

-     --     ¿miedo? Ya por dios, no quiero escucharte más.

-     --     Lo siento, es mi única oportunidad de que me dejes hablar, tengo mucho que decirte.
-           Vivir juntos era maravilloso, te amaba y me sentía feliz pero un día alguien apareció en mi vida y me confundió. La conocí unas semanas antes de la boda, una boda para la que no me sentía preparado.  Te lo intenté decir muchas veces pero veía tu ilusión y no sabía cómo decirte que yo no quería casarme todavía, que viviendo juntos era feliz y me sentía más tranquilo. Lucrecia esa boda la armaste tú, yo te propuse vivir juntos y hubiera sido perfecto si no te hubieras adelantado al tiempo. Sí quería casarme algún día contigo pero sentía que tú me arrastrabas a hacer algo que yo veía como un plan a futuro. Entonces ella llegó, primero como una amiga y luego fue percibiendo que dentro de mí había algo que me angustiaba, me escuchó y me fui envolviendo en su consuelo, y dejándome llevar en una nueva relación. No te voy a mentir me fui porque estaba confundido, sentía algo por ella pero también te amaba a ti y no tuve el valor de enfrentarte, no pude decírtelo a la cara porque no soportaría verte sufrir, huí como un cobarde, lo sé.  No podía casarme contigo si ni siquiera estaba seguro de mis sentimientos.

      Esto tiene que ser una broma pensaba Lucrecia, no entendía para qué el destino la ponía de nuevo encima de la brasa, sentía el fuego de la herida abierta de nuevo al rojo vivo pero ahora dolía más. Por favor que pare pensaba la pobre Lucrecia con el corazón hecho pedazos.

-       --   ¿Y hoy ya sientes que si tienes el valor de decirme todo esto? ¿para que?

-      --    Te he encontrado de nuevo y no quiero perderte. Necesito que me creas que te amo, que me arrepentí y te busque de nuevo. Sí acepto que al principio no te contesté las llamadas ni los mensajes pero por favor perdóname, en esos momentos no podía enfrentarte seguía confundido y sentía que no tenía nada que ofrecerte, tu no merecías un amor a medias. Con ella no funcionó por supuesto, se enamoró de mí pero yo nunca pude corresponderle, y acabo por alejarse de mí demostrándome un valor que hasta hoy le admiro. Me insistió en que te buscará y arreglará mi situación contigo pero no me atreví. Me tomó casi un año hacerme del valor necesario para presentarme frente a ti y pedirte perdón. Volví a buscarte al departamento y no vivías allí, te llame al celular y ya no tenías ese número, fui a casa de tus papás pero no quisieron decirme dónde encontrarte, me dijeron que te habías ido de la ciudad y que era mejor que no te buscará nunca más, después insistí de nuevo por teléfono pero no me quisieron contestar, te mande correos pero eran rechazados, no encontré otra forma de localizarte y acabe por comprender que te había perdido por cobarde.  Pero mi amor te juró que siempre te he amado, que fue un error irme.

-        --  ¿Y?

-       --   ¿Cómo y? Y aquí estoy hoy frente a ti de nuevo porque la vida me regala esta nueva oportunidad.

-       --   Muy bien, ya te escuche y la verdad todo es tan doloroso que necesitaré tiempo para asimilarlo pero    hay algo que si he asimilado muy bien y es que estás casado y tienes un hijo, y una familia. Así que puedo creerte que me amas pero ¿de qué me sirve?. Y déjame decirte algo Nicolás, ya me perdiste.

-        -- Ya te dije que no la amo, me casé porque estaba embarazada y creí que podía encontrar en ella de nuevo el amor. A Estela la conocí unos meses después de que abandone mi búsqueda por ti, y ella siempre ha sabido de ti. Desde un principio le conté mi historia y me ayudó mucho a recuperarme pues yo vivía torturándome, la culpa por haberte lastimado me mataba poco a poco. Resignado a que no volvería a verte me refugie en ella y me deje llevar en una nueva relación, Estela es una buena mujer y me quiere mucho, a pesar de no amarla si la quiero, cuándo se enteró que esperaba un bebé me dijo que no me sintiera comprometido a nada, que tendría a su hijo y yo siempre sería el papá de su bebé pero yo le propuse casarnos, fue un intento por darle un sentido a mi vida, creí que mi hijo nos haría felices  y hasta hoy te confieso que hemos ido bien, siempre sinceros porque nunca la he engañado, a veces me descubría perdido en mis recuerdos y a pesar de saber que estaba pensando en ti no me reprochaba, se alejaba y me dejaba en mi momento de nostalgia por lo que había perdido.  Y aunque no lo creas si estoy en este momento aquí frente a ti, luchando por última vez por este amor es porque ella me ha pedido que te buscará y te confesará todo lo que pasó. Me ha propuesto que si tú aún me amas y me aceptas de nuevo en tu vida, ella se hará a un lado. Me dará el divorcio y que a mi hijo jamás lo perderé, que podré verlo siempre y ser el padre que él necesita.

-        --  Tú esposa es admirable, una gran mujer que no te mereces Nicolás. Y su amor por ti es muy grande como para anteponer tu felicidad a la suya propia.

-        --  Lo sé, lo sé pero te amo y no quiero perderte. Sé que al aceptar su sacrificio soy un egoísta pero creo que ella también está pensando en sí misma pues sabe muy bien que después de volver a verte menos podré amarla alguna vez. Y ha decidido dejarme ir pues como ella misma me ha dicho quizás el amor verdadero este todavía esperándola y un buen hombre aparezca algún día en su vida.

-       --   Mañana hablamos Nicolás, hoy ya no puedo más. Mi corazón está confundido con tanto que has dicho, necesito asimilar las cosas.

-        --  ¿Me das una esperanza al menos?

-        --   No lo sé, sólo quiero que te vayas.

Se fue a dormir tan confundida, no podía dejarse llevar por el amor y ser tan egoísta. Decidió hacer sus maletas y desaparecer muy temprano. Ella no rompería ese matrimonio por mucho que amará a Nicolás.

Pero la vida insiste en unir a los que se aman de verdad y a la mañana siguiente Estela se apareció muy temprano en la habitación de Lucrecia. Y de mujer a mujer con el corazón de cada una a flor de piel decidieron juntas el destino de Nicolás y del pequeño Nicolás que era quién más pesaba sobre el alma de Lucrecia.

Con un nuevo rostro y llena de la ilusión que de nuevo había nacido en su vida corrió en busca de él. Lo encontró a la orilla de la playa jugando con su hijo, Estela se acercaba a ellos y tomaba al pequeño en sus brazos alejándose de él para dejar sólo. A lo lejos aquella maravillosa mujer le decía adiós y le sonreía dándole de nuevo su aprobación. Se acercó a él con los ojos llenos de lágrimas y él la abrazo con toda la fuerza de un amor que había esperado intacto en ambos a pesar de todo.

Lucrecia aceptó que nunca se dio cuenta de que él no estaba feliz con la boda y que ese fue también un error de ella, y que entendía que las circunstancias habían jugado después con ellos pues no se encontraron cuándo ambos se buscaron. Pero él quiso que todo aquello quedara en el pasado, que borrarán las huellas de aquellas heridas en el mar, así como las olas borran las huellas que se forman en la arena.

Tomados de la mano se alejaron permitiendo a las olas borrar las pisadas que tras de ellos iban quedando, así el mar se llevaba los recuerdos tristes mientras ellos comenzaban a escribir su nueva historia, su segunda oportunidad.

El universo conspira cuándo dos seres se aman de verdad y aunque sea muy triste que en el camino de este amor se tenga que abandonar a buenas personas, es necesario pues un amor sólo pertenece a dos. No se preocupen que a esas personas que van quedando en el camino, la vida siempre las recompensa pues han sabido dar todo por amor.

Lucrecia y Nicolás…
Siempre es posible vivir una segunda oportunidad.

Eva..





4 comentarios:

  1. Me encanto, que historia más romántica, manita... Que contraste de emociones, por un lado él fue un cobarde al no decir lo que sentia de verdad y ella estaba ciega al no ver lo que el sentia sobre todo... Los dos sufrieron esa separación, la vida los llevo por caminos diferentes, pero el amor los volvió a unir; y que mujer tan honesta, Estela, y tan, como decirlo, buen corazón, prefirió la felicidad de él, merece encontrar un buen hombre, tal vez Eva nos podría contar después que pasó con ella, sería interesante saber que encontro a un buen hombre que la valorara.
    Y ahora a la escritor: Excelente, muy bien hilada la historia, nos lograste transportar a ese elevador, casi senti la tensión que nació entre ellos en ese pequeño espacio, nos transmitiste las emociones de ambos a flor de piel, maravilloso. Espero ansiosa la proxima carta de Eva... besitos

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    1. Gracias manita.. Eso creo también estela merece su propia historia de amor porque de que encontrará el amor lo encontrará... pues semejante mujerón merece una recompensa..

      Gracias por las flores a la escritora..
      besitos

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  2. Una historia muy bien escrita, muy intensa. Para reflexionar. Muy bello el final.
    También nos plasma la incertidumbre que muchos hombre viven y lo callan por miedo o temor, y como mujer se piensa que no nos aman.Por eso dicen que es mejor hablar que idearse respuestas a las miles de preguntas que quedan.
    Felicidades es una historia bellísma.
    Queremos la segunda parte.
    Tere Santiago Córdova

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    1. Muchas gracias Tere, que alegría recibir tu comentario y tu felicitación.. por recibir palabras como las tuyas es que escribo.. Si es verdad se siente la necesidad de una segunda parte.. muy pronto.. este viernes continuará..

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